viernes, 14 de junio de 2013

LA FE



LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS: LA FE
 
LA FE ES FIARSE DE DIOS

El ser humano responde a la Revelación de Dios con la obediencia de la fe. Ya hemos visto que el principal modelo de esta respuesta generosa en el Antiguo Testamento fue Abraham, que obedeció a Dios y se fió de ÉL en aquellas circunstancias tan difíciles. Por la fe Abraham obedeció y salió así el lugar que había de recibir en herencia y lo hizo sin saber adónde iba (Heb. 11, 8). Por eso la Biblia llama a Abraham padre de todos los creyentes (Rom. 4, 16 – 17).


Pero el modelo más perfecto de fe es la Santísima Virgen, pues le respondió generosamente a la propuesta de Dios para enviar a su Hijo al mundo con estas palabras que indican le entrega más absoluta: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra (Lc.1. 38).
También son modelos de fe para nosotros los santos que, a lo largo de la historia de la iglesia, han sabido confiar en Dios en circunstancias muchas veces difíciles.

Sin embargo, el ser humano solo no puede “Creer”; necesita la ayuda de Dios, que Él nunca deja de prestar a quien le busca con un corazón recto y sincero. Por eso la fe es un don que Dios concede, mediante su gracia, al hombre que está dispuesto a fiarse de Él y a cumplir su voluntad.
Pero la fe no es ciega, pues en el acto de fe cada persona pone en ejercicio el entendimiento y la voluntad. Así lo enseña el catecismo de la iglesia; “la fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela, confiando plenamente en Él y dando pleno asentimiento a las verdades por Él revelados”
En resumen, la fe es “creer lo que no vemos”, basados en la autoridad de Dios y asentir a lo que  Él nos revelado, pues ni engañarse ni engañarnos.

LA FE EN JESUCRISTO

La religión revelada por Dios a Abraham, a Isaac, a Jacob y a toda el pueblo de Israel tiene su momento cumbre con la venida de Jesús al mundo. Él es el Mesías anunciado por los profetas,  por eso, en el bautismo de Jesús, el Padre eterno dice: Este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias (Mt 3, 13- 17)

Y San Juan nos escribe: tanto amó Dios al mundo, que le dio su Hijo unigénito, para que el mundo sea salvado por que ÉL (Jn 3, 16). Y cierra su evangelio diciendo: Esto se ha escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis Vida en su nombre  (Jn 20, 31).
Después del Bautismo de Jesús, algunos discípulos de Juan el Bautista comenzaron a seguirle. Poco después se celebró una boda de caná de Galilea y asistió Jesús con su madre y algunos de sus discípulos. Allí según narra San Juan, Jesús realizo su primer “signo “, y manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en Él  (Jn 2, 11).

Jesús hiso grandes milagros” para manifestar que era el Mesías que habían anunciado los profetas del Antiguo testamento y para anunciar que el reino de Dios había llegado al mundo.

Cada persona respondió de manera diferente a la predicación de Jesús:

   Unas creyeron en Él, aceptaron sus palabras y cambiaron de vida, como resultado, se llenaron de alegría y de felicidad (los Apóstoles, María Magdalena, Zaqueo, sus discípulos, etc.

   Otras, prefirieron seguir como hasta entonces, como el joven rico o como los fariseos y judíos que le habían rechazado.

Ahora cada cristiano sigue recibiendo la llamada de Jesucristo a creer en Él y seguirle. La recibe por vez primera en su bautismo, pero luego, a lo largo de su vida, la sigue recibiendo por el anuncio del Evangelio y por el ejemplo de los verdaderos cristianos, que siguen dando testimonio de que Jesucristo es el Señor, el Hijo de Dios verdadero. La fe cristiana consiste en creer en un solo Dios en tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario